EL HOMBRE MÁS RICO DE BABILONIA
EL HOMBRE QUE DESEABA ORO
La fortuna de un hombre no está en la bolsa que lleva consigo. Una bolsa bien repleta se vacía con rapidez si no hay una fuente de oro para alimentarla. Arkad tiene unos ingresos que mantienen su bolsa llena, gaste como gaste su dinero.
- Me haces tomar conciencia de la razón por la que nunca hemos tenido riqueza. Nunca la hemos buscado activamente.
EL HOMBRE MÁS RICO DE BABILONIA
Así que decidí que, si quería obtener lo que deseaba, necesitaría dedicar tiempo y estudio.
- En cuanto al tiempo, todos los hombres lo tienen en abundancia.
- En lo que concierne al estudio, ¿no nos enseñó nuestro sabio profesor que posee dos niveles? Las cosas que ya hemos aprendido y que ya sabemos, y la formación que nos muestra cómo descubrir las que no sabemos.
Cuando un joven se dirige a un viejo para recibir un consejo, bebe de la fuente de la sabiduría que da la experiencia. Demasiadas veces, los jóvenes creen que los viejos sólo conocen la sabiduría de los tiempos pasados y de ese modo no sacan provecho de ella. Pero recuerda esto: el sol que brilla ahora es el mismo que brillaba cuando nació tu padre y el mismo que brillará cuando muera el último de tus nietos.
- Encontré el camino de la riqueza cuando decidí que una parte de todo lo que ganaba me tenía que pertenecer. Lo mismo será verdad para ti.
Cada moneda de oro que ahorras es un esclavo que trabaja para ti. Cada una de las pequeñas monedas que te proporcionará ésta, engendrará otras que también trabajarán para ti. ¡Si te quieres hacer rico, tus ahorros te deben rendir y estos rendimientos rendirte a su vez! Todo esto te ayudará a conseguir la abundancia que tanto ansías.
- Una parte de lo que tú ganas es tuyo y lo puedes conservar. No debe ser menos de una décima parte, sea cual sea la cantidad que tú ganes.
Los consejos son una cosa que se da gratuitamente, pero toma tan sólo los buenos.
Has aprendido bien la lección. Primero aprendiste a vivir con menos de lo que ganabas; después, aprendiste a pedir consejo a hombres que fueran competentes gracias a su experiencia y que quisieran compartir ésta, y finalmente has aprendido a hacer que tu dinero trabaje para ti.
- Solamente tuve la gran suerte de querer prosperar antes de encontrarlo. ¿Acaso no demostré durante cuatro años mi determinación al guardar una décima parte de lo que ganaba? La oportunidad es una diosa arrogante que no pierde el tiempo con los que no están preparados.
Os recomiendo que pongáis en práctica los sabios principios de Algamish y os digáis: una parte de todo lo que gano me revierte y la he de conservar. Decíoslo cuando os levantéis, decíoslo al mediodía, decíoslo por la tarde, decíoslo cada hora de cada día. Repetidlo hasta que estas palabras resalten como letras de fuego en el cielo.
- El hombre prudente no confía en recibir una gran suma de dinero si no la ha visto antes.
Aprovechad la vida mientras estáis en este mundo, no pretendáis ahorrar demasiado. Si la décima parte de lo que ganáis es una cantidad razonable que podéis guardar, contentaos con esa porción. A parte de eso, vivid de manera conforme con vuestros ingresos y no os volváis roñosos ni tengáis miedo de gastar. La vida es bella y está llena de cosas buenas que podéis disfrutar.
Una parte de lo que ganáis revierte en vosotros, conservadla.
LAS SIETE MANERAS DE LLENAR UNA BOLSA VACÍA
LA PRIMERA MANERA. EMPEZAD A LLENAR VUESTRA BOLSA
De cada diez monedas que ganéis y guardés en vuestra bolsa, retirad sólo nueve para gastar. Vuestra bolsa empezará a abultarse rápidamente, aumentará de peso con las monedas y sentiréis una agradable sensación cuando la sopeséis. Esto os producirá una satisfacción personal.
Os diré una extraña verdad cuyo principio desconozco. Cuando empecé a gastar sólo las nueve décimas partes de lo que ganaba, me arreglé igual de bien que cuando lo gastaba todo. No tenía menos dinero que antes. Además, con el tiempo, obtenía dinero con más facilidad. Seguramente sea una ley de los dioses que hace que para los que nos gastan todo lo que ganan y guardan una parte, es más fácil conseguir dinero, del mismo modo que el oro no va a parar a manos de quien tiene los bolsillos vacíos.
- De cada diez monedas que ganéis, gastad sólo nueve.
LA SEGUNDA MANERA. CONTROLAD VUESTROS GASTOS
Os diré una verdad que concierne a los hombres y también a sus hijos: los gastos que llamamos obligatorios siempre crecen en proporción a nuestros ingresos si no hacemos algo para evitarlo.
Estudiad atentamente vuestros hábitos de vida. Descubriréis que la mayoría de las necesidades que consideráis como básicas pueden ser reducidas o eliminadas.
- Ésta es la segunda manera de conseguir dinero. presupuestad los gastos de modo que, sin gastar más de nueve décimos de vuestros ingresos, siempre tengáis dinero para pagar los que son inevitables, vuestras distracciones y los deseos aceptables.
LA TERCERA MANERA. HACED QUE VUESTRO ORO FRUCTIFIQUE
Queridos estudiantes, os digo que la riqueza de un hombre no está en las monedas que transporta en la bolsa, sino en la fortuna que amasa, el arroyo que fluye continuamente hacia su bolsa y la va engordando. Es lo que todo hombre quiere.
- Ésta es la tercera manera de llenar la bolsa: hacer producir cada moneda para que se parezca a la imagen de los rebaños en el campo y para que ayude a hacer de vuestros ingresos el manantial de la riqueza que alimentará constantemente vuestra fortuna.
LA CUARTA MANERA. PROTEGED VUESTROS TESOROS DE CUALQUIER PÉRDIDA
No os dejéis arrastrar por los deseos románticos de hacer fortuna rápidamente. Antes de invertir vuestro dinero en cualquier campo, sed conscientes de los peligros que pueden presentarse.
- Ésta es la cuarta manera de incrementar vuestra bolsa y es de gran importancia si evita que se vacíe después de llenarse. Proteged vuestro tesoro contra las pérdidas e invertid solamente donde vuestro capital esté seguro o donde podáis reclamarlo cuando así lo deseéis y nunca dejaréis de recibir el interés que os conviene. Consultad a personas sabias. Pedid consejo a quienes tienen experiencia en la gestión rentable del oro y dejad que su sabiduría proteja nuestro tesoro de inversiones dudosas.
LA QUINTA MANERA. HACED QUE VUESTRA PROPIEDAD SEA UNA INVERSIÓN RENTABLE
- Ésta es la quinta manera de llenarse la bolsa: poseer una casa propia.
LA SEXTA MANERA. ASEGURAOS UNOS INGRESOS PARA EL FUTURO
El hombre es quien debe prever unos ingresos adecuados para su vejez y quien debe preparar a su familia para que cuando él ya no esté con ellos, pueda reconfortarlos y satisfacer sus necesidades.
Seguro que, si una aportación regular produce resultados tan provechosos, ningún hombre se puede permitir no asegurarse un tesoro para su vejez y la protección de su familia, sin importar hasta qué punto son prósperos sus negocios e inversiones actuales.
- Ésta es la sexta manera de llenarse la bolsa: preved los ingresos para los días venideros y asegurad así la protección de vuestra familia.
LA SÉPTIMA MANERA. AUMENTAD VUESTRA HABILIDAD PARA ADQUIRIR BIENES
El deseo debe preceder a la realización. Vuestros deseos tienen que ser fuertes y bien definidos. Los deseos vagos no son más que débiles anhelos.
Al aprender a asegurarse un pequeño deseo bien definido, se ha entrenado para poder plantearse otro más grande; así es como se construyen las fortunas. Se empieza con cantidades pequeñas y luego se pasa a cantidades más importantes. De este modo, el hombre aprende y se hace más hábil.
Cuantos más conocimientos adquiramos, más dinero ganaremos. El hombre que espera aprender mejor su oficio será recompensado con creces. Si es un artesano, puede intentar aprender los métodos y conocer las herramientas más perfeccionadas. Si trabaja en derecho o medicina, podrá consultar e intercambiar opiniones con sus colegas. Si es un mercader, siempre podrá buscar mercancías de mejor calidad que venderá a bajo precio.
- Así que la séptima y última manera de hacer fortuna consiste en cultivar las facultades intelectuales, estudiar, instruirse y actuar respetándose a sí mismo.
LA DIOSA DE LA FORTUNA
Si un hombre tiene suerte, es imposible predecir el tamaño de su riqueza. Si lo lanzan al Éufrates, saldrá con una perla en la mano.
La ocasión no espera a la gente tan lenta, ya que piensa que, si un hombre desea tener suerte, reaccionará con rapidez.
[…] Que hay que pagar inmediatamente cuando estamos convencidos de que nuestro negocio es bueno -sugirió un venerable fabricante de sillas de montar. Si el negocio es bueno, tenéis que protegeros tanto de vuestra propia debilidad como de cualquier hombre. Nosotros, mortales, somos cambiantes y, por desgracia, solemos cambiar de idea con mayor facilidad cuando tenemos razón que cuando nos equivocamos, que es sin duda cuando más testarudos nos mostramos. Cuando tenemos razón, tendemos a vacilar y a dejar que la ocasión se escape. Mi primera idea siempre es la mejor.
Todos los hombres tienen la costumbre de dejar las cosas para más tarde. Deseamos riquezas, pero ¿cuántas veces, cuando se presenta la ocasión, esa costumbre de aplazarlo todo nos incita a retrasar nuestra decisión?
De este modo, todos los hombres deben dominar su tendencia a la indecisión antes de poder pensar en compartir los ricos tesoros de Babilonia.
- Para atraer la suerte, es preciso aprovechar de inmediato las ocasiones que se presentan.
- La suerte puede sonreíros si aprovecháis las ocasiones que se presentan.
- La acción te conducirá hacia el éxito que deseas.
A los hombres de acción les sonríe la diosa de la fortuna.
LAS CINCO LEYES DEL ORO
El oro está reservado a aquellos que conocen sus leyes y las obedecen.
LAS CINCO LEYES DEL ORO
- El oro acude fácilmente y en cantidades siempre importantes al hombre que reserva no menos de una décima parte de sus ganancias para crear un bien en previsión del futuro suyo y de su familia.
- El oro trabaja con diligencia y de forma rentable para el poseedor sabio que le encuentra un uso provechoso, multiplicándose incluso como los rebaños en los campos.
- El oro permanece bajo la protección del poseedor prudente que lo invierte según los consejos de hombres sabios.
- El oro escapa al hombre que invierte sin fin alguno en empresas que no le son familiares o que no son aprobadas por aquellos que conocen la forma de utilizar el oro.
- El oro huye del hombre que lo fuerza en ganancias imposibles, que sigue el seductor consejo de defraudadores y estafadores o que se fía de su propia inexperiencia y de sus románticas intenciones de inversión.
EL PRESTAMISTA DE ORO DE BABILONIA
El oro otorga a quien lo posee una gran responsabilidad y cambia su posición social frente a los compañeros.
- Si quieres ayudar a tu amigo, hazlo de forma que luego no recaigan sobre ti tus responsabilidades.
Te darás cuenta de que a menudo la gran esperanza de estos hombres sería adquirir ganancias si tuvieran dinero y que simplemente se trata de falsas esperanzas porque no tienen ni la habilidad ni la experiencia necesarias para conseguirlas.
Más vale prevenir que curar.
LAS MURALLAS EN BABILONIA
No podemos permitirnos vivir sin estar protegidos de manera adecuada.
EL TRATANTE DE CAMELLOS DE BABILONIA
El alma de un hombre libre mira la vida como una serie de problemas que debe resolver, y los resuelve, mientras que el alma de un esclavo gimotea: “¿Qué puedo hacer yo, que sólo soy un esclavo?”.
- Cuando se está decidido, se encuentran los medios.